TRATAMIENTO:
El tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda infantil
se determinará en cada caso teniendo en cuenta, la edad,
el estado general del paciente y los factores de riesgo antes mencionados.
El objetivo principal de cualquier tratamiento en las leucemias
u otras hemopatías malignas es conseguir la remisión completa
de la enfermedad a nivel molecular.
Por este motivo, en las LLA infantiles el tratamiento consta de 4 fases:
inducción a la remisión,
consolidación/intensificación,
reinducciones y
mantenimiento.
La fase de inducción a la remisión
se basa siempre en
quimioterapia intensiva,
la administración de diversas agentes
antineoplásicos por vía intravenosa con el objetivo de lograr
que desaparezcan las células leucémicas de la sangre y la
médula ósea permitiendo la producción normal de las otras
células sanguíneas. Esta situación clínica de remisión completa
suele alcanzarse tras el primer ciclo de tratamiento en el 95%
de los casos infantiles. Se considera que un paciente ha alcanzado
la remisión completa cuando la cifra de blastos en la médula ósea es inferior al 5%.
A continuación debe efectuarse un
tratamiento de consolidación/intensificación
en el que se emplean agentes terapéuticos distintos a los
empleados en la inducción, con la finalidad de reducir aún
más la enfermedad residual. En los pacientes de alto riesgo
pueden administrarse hasta 3 ciclos de intensificación.
La tercera fase (reinducciones)
consiste en la administración de entre 1 (bajo riesgo) y
3 (alto riesgo) ciclos de quimioterapia más espaciados
y de menor intensidad (en función del riesgo de recidiva)
que van combinando distintos citostáticos.
Este tratamiento tiene por finalidad negativizar por completo
la enfermedad mínima residual.
La cuarta fase del tratamiento se llama de mantenimiento.
Consiste en la administración diaria de un agente suave por vía oral
y otro semanal por vía intramuscular. Suele ser un tratamiento muy
bien tolerado y con escasos efectos secundarios.
Durante todo este tiempo, de forma periódica y con la finalidad de
eliminar posibles células leucémicas acantonadas en el sistema
nervioso, deben practicarse diversas punciones lumbares para
administrar tratamiento en este nivel.
El trasplante de progenitores hematopoyéticos
(médula ósea, sangre periférica o sangre de cordón umbilical)
rara vez se usa como tratamiento inicial para los niños y adolescentes con LLA.
Suele reservarse para las LLA de alto riesgo con enfermedad mínima
residual aún positiva tras el tratamiento, o como parte del tratamiento de la
LLA que recidiva. En estos casos, el procedimiento se realiza idealmente a
partir de las células de un hermano histocompatible o, en su defecto,
de un donante voluntario no emparentado
localizado a nivel mundial o de una unidad de sangre de cordón umbilical.
El trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos
no se contempla en la actualidad en los protocolos de
tratamiento estandarizados debido al alto riesgo de recaídas
(más de 60%) tras el mismo.
Referencias: (1) ,,